Los productos procedentes de la Finca Veta la Palma —un sistema de cultivo biodinámico de especies múltiples— se distribuyen a restaurantes de los Estados Unidos.
La empresa Browne Trading Co. de Portland, Maine (EE.UU.), a quien Veta la Palma eligió como única distribuidora en el país, se dedica al mercado de la lubina, la corvina y la lisa gris, criadas en esta excepcional piscifactoría española de 10.926 hectáreas. En dicha piscifactoría los peces nacen en el criadero pero viven y crecen en el ecosistema, entre otras especies, como miles de pájaros salvajes que han emigrado a esta zona.
"La cadena alimentaria de Veta la Palma empieza con microalgas simples, producidas de forma natural gracias al sol y al agua. El camarón mysis crece entre las algas, los camarones de mayor tamaño se alimentan de los anteriores; los peces, a su vez, se alimentan de los camarones y, por último, los flamencos y otros pájaros exóticos se alimentan de los peces. Los humanos, en cambio, capturan los peces para la alta cocina", afirmó Rod Browne Mitchell, Presidente de Browne Trading, quien definió las prácticas de Veta la Palma como "sostenibilidad positiva".
"Durante todo el proceso, junto con el crecimiento de las plantas acuáticas, se filtra y se limpia con efectividad el agua de los ríos, de forma que el agua vuelve al mar más limpia que cuando entra en la piscifactoría. Los productores de Veta la Palma califican todo el proceso de piscicultura extensiva, no intensiva", según añadió Mitchell.
En la finca, que en su día fue un pantano natural drenado para proporcionar pastos al ganado, se criará en breve también dorada y lenguado.
Situada entre los ríos Guadiamar y Guadalquivir, en la provincia española de Sevilla, a unos 16 kilómetros río arriba del Atlántico, la finca utiliza una bomba reversible y un sistema de canalización que se usa para devolver la pesca al hábitat pantanoso. La zona también se ha convertido en una de las reservas de pájaros más grandes de Europa y atrae a casi 250 especies de pájaros cada año. La cantidad de peces que se pierde debido a los pájaros —hasta un 20% de las existencias anuales— se considera una señal de que todo el ecosistema se encuentra en equilibrio y sigue creciendo.
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